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Catalina Saavedra en "La viuda de Apablaza"


11 Ago al 01 Oct, 2016 - GAM

Estreno de la clásica obra de Germán Luco Cruchaga. Catalina Saavedra y Francisco Ossa protagonizan esta tragedia de un amor incestuoso en la Araucanía rural de los años 20. Un montaje contemporáneo que ahonda en la complejidad de afectos y pasiones, bajo la dirección de Rodrigo Pérez.

No tiene nombre conocido ni apellido propio. Tampoco hijos. Solo posee todo lo que heredó de su marido: plata, tierra, poder y un hijastro bien crecidito. Es la viuda de Apablaza, la heroína trágica de una de las obras más emblemáticas del teatro chileno. Interpretada ahora por Catalina Saavedra, La viuda de Apablaza se estrena bajo la dirección de Rodrigo Pérez.

El texto llega sin variaciones. En 1925, al interior de Temuco, una viuda de 45 años administra con mano de hierro el fundo que heredó de su marido. Ejerce el poder masculinamente, pero en su debilidad late la mujer que reprime. Al Ñico, el hijo ilegítimo de su marido, lo quiere tanto como el hijo que no tuvo, como el marido que no tiene. Ese deseo incestuoso estalla cuando se entera de que él pretende a otra y celosa lo obliga a casarse con ella. Desde ahí, se precipita la tragedia.

El texto fue escrito por Germán Luco Cruchaga (1894 – 1936) a partir de su experiencia administrando el campo de su suegro en Villarrica. Ahí conoció a la mujer que inspiraría a la viuda y estudió el habla campesina que rescata en la obra. La viuda de Apablaza se estrenó en el Teatro La Comedia en 1928. Eran tiempos de efervescencia social, al inicio de los movimientos obreros y la promulgación de una nueva constitución. Chile cambiaba de una sociedad tradicional y aristocrática a una moderna y burguesa. Y eso se trasluce en la obra, al igual que dos temas contingentes entonces y que aún siguen siéndolo: la redefinición del rol femenino y el conflicto mapuche.

“Apechugue, señora, y sea hombre como lo ha sido toa la vida…”, le dicen a la viuda por sus decisiones y acciones masculinas. Y sin tener ningún personaje mapuche, la obra plantea el tema a través de un comerciante que expone abiertamente su desprecio a ellos, con frases como “Yo no moriré sin destripar a un indio pa que respeten los documentos y tengan responsabilidad”.

La de la obra es una sociedad en cambio, en una zona en crisis. Situada en el sector rural de Temuco, entre lo indígena originario y la cultura mestiza, a solo 40 años de que terminara la Ocupación de la Araucanía. La fragilidad de ese equilibrio precario permite que las pasiones broten en sus fracturas. “Hay una situación geográfica e histórica que nos lanza a un lugar fronterizo donde podríamos decir las pasiones se desatan. Todos tienen frío, todos tienen hambre. Por muy rica que sea la viuda, no tiene agua potable. Esa miseria nos saca de la estampa folklórica, nos aleja inmediatamente del gran riesgo que yo creo tiene montar esta obra, que es el costumbrismo, y nos aproxima a un medio que promueve las condiciones para que ocurra lo que ocurre, que es el desate mortal de la pasión”, dice el director.

En eso La viuda de Apablaza es hermana de obras como Hipólito, de Eurípides, y Fedra, de Racine, que el propio Pérez dirigió en 1999. Las tres son tragedias, que trascienden su momento histórico para penetrar en la complejidad del ser humano explorando en las resonancias del tabú del incesto. “Lo trágico a uno lo remite a lo clásico. Y lo clásico, a la condición humana. Estamos contando la historia de esta viuda, pero paralelamente y de manera muy profunda, estamos contando la pasión prohibida de la madre por el hijastro. Y ese es un tema universal”, cuenta Pérez.

Las pasiones son la clave de este montaje. El director revela que el foco está ahí, en el mundo afectivo de los personajes. “Eso es lo que está puesto en escena: las relaciones afectivas y pasionales, el deseo que rodea este mundo”.

Autor: Germán Luco Cruchaga Dirección: Rodrigo Pérez Elenco: Catalina Saavedra, Francisco Ossa, Cristián Carvajal, Jaime Leiva, Marcela Millie, Carolina Jullian, April Gregory, Guillermo Ugalde y Marco Rebolledo Diseño integral: Catalina Devia Música y diseño sonoro: Juan Pablo Villanueva Asistencia de escenografía: Nicolás Jofré Realización escenográfica: Rodrigo Iturra Realización de vestuario: Sergio Aravena Producción: GAM Encargada de producción: Maritza Estrada

11 Ago al 01 Oct, 2016 Mi a Sá – 20.30 h (excepto Sá 17 Sep) Sala A2 (edificio A, piso 1)

$ 8.000 Gral. $ 4.000 Est. y 3ed.​

$ 9.000 Gral. Internet $ 5.000 Est. y 3ed. Internet

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